Durante la mañana de hoy sábado, una quincena de miembros de ANSE y del Grupo de Apoyo de Greenpeace en Murcia han plantado en las dunas de la Caleta del Estacio 200 ejemplares de plantas características de los arenales de La Manga (Asparagus macrorhizus, Echinophora spinosa, Elymus farctus, Cyperus capitatus, Limonium cossonianum, y Scabiosa atropurpurea), en señal de protesta y reivindicación a las administraciones para pedir la recuperación ambiental de la zona afectada por las obras de Puerto Mayor (La Manga, San Javier, Murcia).
El 31 de enero de 2005, unos 40 activistas de Greenpeace y ANSE accedían desde varias embarcaciones rápidas a las obras de construcción de Puerto Mayor y bloqueaban tanto la maquinaria que trabajaba en el mar como el acceso por tierra. Arropados por una nevada extremadamente inusual, pedían a las administraciones competentes la paralización total de las obras y la conservación de uno de los últimos tramos sin urbanizar que aún no había sido destruido por el desarrollo urbanístico y las infraestructuras portuarias.
Gracias a la protesta de ANSE y Greenpeace, el Ministerio de Medio Ambiente, dirigido entonces por Cristina Narbona, emprendió acciones legales contra la decisión de la Comunidad Autónoma de autorizar el reinicio de las obras sin decidir antes sobre la posible caducidad de la concesión, ni realizar una Evaluación previa de Impacto Ambiental. El recurso contencioso administrativo, en el que también actuaron las organizaciones como acusación particular, declaró ilegal el reinicio de las obras, que quedaron abandonas hasta hoy.
El proyecto de Puerto Mayor pretendía la construcción de uno de los mayores puertos deportivos de las costas del Mediterráneo español, con capacidad para el amarre de unos 950 barcos de mediana y gran eslora junto a la entrada al Canal del Estacio, y muy próximo al mayor puerto deportivo de la Región de Murcia, con capacidad para 1600 embarcaciones. El proyecto inicial se acompañaba de 2150 viviendas, hoteles, campo de golf y zona comercial, parte de los cuales se iban a construir en terrenos ganados al mar.
La construcción del puerto habría supuesto la destrucción de una extensa playa de unos 800 m de longitud, sin alternativa posible en una zona donde se han construido decenas de edificios en los últimos 15 años, y se habrían eliminado entre 8 y 10 has de arenales ahora sin urbanizar.
10 años después de aquella acción, las obras siguen paralizadas, y el acceso a la playa cortada por una valla metálica, mientras que los arenales son invadidos cada vez más rápidamente por los bosquetes de acacias, y las grandes planchas metálicas que marcaban el perímetro interior de la dársena portuaria se van deteriorando por la acción de la mar.
ANSE y Greenpeace piden a todas las administraciones y a las formaciones políticas que se presentan a las próximas elecciones que trabajen y se comprometan para el archivo definitivo del proyecto de puerto deportivo, y apuesten por la restauración ambiental de la zona, y a su transformación en un gran parque dunar para un uso público controlado, en un entorno de gran belleza paisajística e interés ambiental, junto al espacio protegido de Isla Grosa.