El Cristo Crucificado volvió esta Semana Santa a la iglesia de San Javier de donde salió hace 8 meses para someterse a un proceso de recuperación en el Centro de Restauración de la Región de Murcia. La imagen se muestra ya en su altar del templo de San Javier donde fue devuelta por Esperanza Moreno, en su último acto como consejera de Cultura, y recibida por alcalde de San Javier, José Miguel Luengo que le agradeció la colaboración de la Consejería con el municipio para la recuperación de su patrimonio cultural. La entrega de la imagen del Cristo de las Ánimas tuvo lugar en un acto, celebrado en la noche de miércoles santo, que contó con la participación del párroco de San Javier, Juan Prieto, el concejal de Cultura, David Martínez, y la directora del Museo Parroquial e Historiadora del Arte, María Griñán.
José Miguel Luengo agradeció la labor técnica realizada con la imagen, considerada una joya de la escultura policromada del siglo XVII, como recordó el restaurador Juan Antonio Fernández Labaña que participó para explicar el proceso al que se ha sometido la escultura empezando por una limpieza físico-química para eliminar la suciedad de superficie así como al sellado de grietas y reposición de relleno de estuco por madera natural. En el largo y minucioso proceso de restauración que se ha seguido en los últimos meses también se le ha repuesto un dedo de la mano izquierda que le faltaba además de la reconstrucción de la capa de preparación y la reintegración cromática diferenciada y barnizado final de protección.
Durante el acto que contó con la actuación de la Coral Patnia, que cantó desde el Coro de la iglesia, el restaurador aseguró que el Cristo de las Ánimas de San Javier puede considerarse como una joya de la escultura en madera policromada de la Región de Murcia , no solo por su antigüedad , ya que data del siglo XVII, y el estado de conservación de su policromía, sino también por la peculiaridad de sus brazos articulados, lo que lo convierte en el único crucificado antiguo que aún conserva íntegro este mecanismo.
Como recordó la historiadora del Arte, María Griñán, la articulación de los brazos servía para llevar a cabo el denominado “Auto del Desenclavamiento”, muy habitual en el siglo XVII uy XVIII, que es un auto que se realizaba el Viernes Santo al mediodía en la propia iglesia y que rememoraba las últimas horas de Jesucristo en la Cruz. El proceso implicaba el desenclavado literal de la escultura , bajándola del madero, recogiendo sus brazos hacia dentro y colocándolos en posición horizontal , convirtiendo el Cruficiado en un Cristo Yacente.
La escultura fue salvada de la destrucción casi absoluta que sufrió el templo de San Francisco Javier en julio de 1936, y es una de las pocas anteriores a la Guerra Civil que aún se conserva en la iglesia de San Javier. Los profesionales del Centro de Restauración han recuperado íntegramente la policromía original de la escultura dado su buen estado de conservación, retirando las aportaciones no originales al parecer procedentes de dos restauraciones , una anterior y otra posterior a la Guerra Civil. Los expertos lamentaron no haber avanzando en la autoría de la obra, que sigue anónima. El descubrimiento de una caja en el hueco del tórax de la imagen albergó esperanzas en los técnicos sobre alguna pista del autor, aunque sin éxito ya que se encontraba vacía, explicó Juan Antonio Fernández.